Hay canciones que te hacen llorar y otras que te suben la adrenalina. Pero más allá de las emociones, la música tiene efectos fisiológicos medibles: puede modificar tu pulso, cambiar tus niveles hormonales e incluso ayudar a dormir mejor. ¿Ciencia pop o neurociencia? Fernando Ortiz, neurofisólogo y académico de la Facultad de Química y Biología de la Usach, lo tiene claro: la música tiene el poder de transformar el cuerpo desde adentro, y así lo explicó recientemenrte en su artículo La música relaja y ayuda a reducir el cortisol o adrenalina de la persona publicado en Diario Usach.
Acá te contamos más sobre este temazo!
Ritmo, frecuencia y corazón
«La salud mental y las emociones van a ser un resultado de la actividad del cerebro y la interacción del individuo con su entorno», explica Ortiz. Desde esa base, diversos estudios han demostrado que ciertas melodías, especialmente las de baja frecuencia y ritmos pausados, tienen un efecto directo en la relajación.
«Hay hartos datos que indican la correlación de música de baja frecuencia, lenta y la que induce más relajación. Esto porque después cuando tú mides moléculas como cortisol o adrenalina… están reducidos», agrega el neurofisólogo.
Estos marcadores clásicos del estrés se ven disminuidos con ciertos tipos de música, pero también con otros fenómenos físicos. Ortiz señala que hay investigaciones que han medido «moléculas inflamatorias, donde se ve que la música reduce no solo el estrés emocional, sino que también la ansiedad biológica».

Heavy metal, jazz o reggaetón: depende de quién escucha
Aunque pueda parecer contraintuitivo, también hay evidencia de que estilos como el heavy metal pueden inducir relajo en ciertas personas. Ortiz lo explica desde la neurofisiología: «Seguramente hay una relación entre el tipo de música y la persona que eres… el efecto externo va a depender de la experiencia que tenga ese individuo».
No hay un cerebro neutro: cada oyente reacciona con base en su historia personal. Y eso también explica por qué la misma canción puede ser tranquilizante para uno y estresante para otro.
Sincronía corporal y efecto terapéutico
La música puede sincronizarse con ritmos biológicos. Ortiz apunta que «los ritmos más pausados y los tonos bajos constantes suelen tener mejores efectos particularmente en el ritmo cardíaco». Eso puede reducir la presión arterial y aumentar la variabilidad de la respuesta cardíaca, lo que mejora la salud cardiovascular.
Por el contrario, «cuando te pasas de 120, 140 beats por minuto… esa música altera un poquito, aparentemente, el sistema parasimpático», lo que se traduce en aumentos de presión y frecuencia cardíaca.

El mejor horario para escuchar música
Según Ortiz, «en la noche, antes de acostarte es un buen periodo para escuchar melodías relajantes». Idealmente, unos 30 a 40 minutos antes de dormir, con piezas de baja frecuencia. Esto ayuda a preparar el cuerpo para el sueño al disminuir adrenalina y cortisol, y mejorar el tono del sistema cardiovascular.
Lo que tienes que saber
- La música de baja frecuencia puede reducir el estrés y la ansiedad.
- Disminuye niveles de cortisol, adrenalina y moléculas inflamatorias.
- Mejora la salud cardiovascular al sincronizarse con el ritmo cardíaco.
- Escuchar música relajante antes de dormir potencia el descanso.
- El efecto depende de la historia personal del oyente.
- No hay un mecanismo celular completamente conocido, pero los efectos fisiológicos están comprobados.