The Substance: La muerte del like y la tiranía de la aguja

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En un mundo donde cada selfie es una declaración de guerra contra el tiempo y cada cuerpo retocado aspira a la inmortalidad de los likes, The Substance, la película de Coralie Fargeat, llegó como una bofetada de látex y bisturí. ¿Belleza o locura? La línea se difumina en esta película que grita lo que la sociedad se susurra: somos esclavos de un ideal que no existe, pero que consumimos como droga.

The Substance

La sustancia: adicción a lo imposible

En su más reciente creación, Fargeat desentraña la psicosis colectiva detrás del espejo. La historia sigue a una celebridad en decadencia —interpretada con una intensidad rabiosa por Demi Moore y Margaret Qualley— que apuesta su alma (y su cuerpo) a una sustancia milagrosa. Este elixir del mercado negro promete juventud y perfección, pero a un precio tan grotesco que haría a cualquier cirujano plástico temblar.

El giro, por supuesto, es que la sustancia no solo remodela el cuerpo, sino que lo duplica. Lo que emerge es una versión más joven, más radiante y, sin embargo, tan inhumana como los filtros de Instagram que nos deforman. Demi Moore —en el papel más desgarrador y crudo de su carrera— encarna no solo la decadencia de Hollywood, sino de una cultura entera obsesionada con lo superficial.

Fargeat y su bisturí cinematográfico

La directora francesa no se anda con sutilezas. Aquí no hay glamour ni redención; todo es una disección brutal de nuestras miserias. Su cámara captura la piel como un campo de batalla y las miradas vacías de sus personajes como espejos de nuestra apatía. La estética hiperrealista de Fargeat se mezcla con un horror corporal que evoca lo mejor de Cronenberg, pero con un toque femenino que lo hace más visceral.

Lo verdaderamente perturbador es cómo convierte la obsesión por la belleza en un espectáculo grotesco que, sin embargo, no podemos dejar de mirar. Porque, seamos honestos, ¿qué es el terror corporal sino la versión elevada de nuestra vida cotidiana en un mundo de cirugías, retoques y estándares inalcanzables?

Latinoamérica, Instagram y el bisturí de clase

Desde este rincón del sur, The Substance resuena con ecos todavía más inquietantes. Aquí, donde el bisturí es tan símbolo de status como el auto del año, la película expone dinámicas que van más allá del ego y se incrustan en la desigualdad. En un contexto donde el acceso a la belleza también es un privilegio, la crítica de Fargeat adquiere un matiz de denuncia social.

La cultura Latinoamericana, siempre corrompida y manipulada por el sueño Holliwoodense, se ve reflejada también en The Substance cuando vamos a un Centro comercial y vemos que el populacho se gasta la plata que no tiene en satisfacer el ideal de belleza que acompaña a las palomitas de maiz y las zapatillas Jordan que con su fervor de arribismo punga nos indican el camino a seguir y la militancia en la reveldía plástica del consumo empobrecedor que nos jura de guata que si gastamos más seremos más rucios y menos tristes.

La sustancia milagrosa no es tan diferente de las promesas de cremas blanqueadoras y dietas milagrosas que bombardean a las clases medias y bajas. El mensaje es claro: si no te ajustas al molde, estás fuera. Pero en el mundo real, a diferencia de la película, no hay efectos especiales que te devuelvan el alma.

El espejo roto

The Substance no es solo una película; es un testimonio de nuestra decadencia cultural. Coralie Fargeat no nos da tregua, y eso es precisamente lo que hace de esta obra un éxito. Entre risas nerviosas y escenas que se quedarán contigo mucho después de que termine la función, este filme es un recordatorio brutal de que la perfección es una mentira.

Lo bueno es que poco a poco vamos comprendiendo que de nada sirve tener miles de seguidores en Instagram o cientos de likes en una publicación porque en realidad ese Like y esos seguidores son solo un instante plástico de un éxito completamente irrelevante. Un video estúpido puede tener millones de reproducciones y corazones y no por ello deja de ser estúpido. Por eso es que hoy en día, a finales de 2024, tenemos al menos una certeza gratificante respecto de la muerte del like como muestra del éxito y eso en The Substance nos queda claro de la manera más asquerosamente bella posible.

Así que, la próxima vez que ajustes el ángulo de tu selfie para esconder esa arruga o filtro extra, recuerda: la belleza puede ser subjetiva, pero la obsesión por ella es universal.

Review

Brillante
9/10
Overall
9.0/10

Ramón Borrás

Fanático del cine y las series de los noventas.

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