No cabe duda de que en una competencia de la banda más simpática de seguro los chicos de La Moral Distraída agarran un puesto en el podio, y probablemente el éxito de la banda viene de la mano de un repertorio lleno de hitazos, de un sonido impecable y de una teatral propuesta artística que fue capaz de crear un relato íntimo entre la banda y el público.
Lamentablemente tres de sus integrantes han cumplido un ciclo y por estos días estamos viviendo los últimos shows de una despedida que parecía imposible.
La potente despedida de los hermanos Zicavo y el nuevo comienzo de La Moral Distraída
La Moral Distraída está cerrando un ciclo, y tres de sus integrantes se van de la banda para iniciar nuevos proyectos. Abel Zicavo y Camilo Zicavo, quienes no solo son los fundadores, sino además y por mucho los integrantes más reconocidos y carismáticos de la agrupación, se separan del proyecto para iniciar un nuevo camino con la Banda Plumas.
Además de ellos también deja la agrupación el baterista Amaru López. Por eso es que decidieron realizar una serie de conciertos que, a modo de gira de despedida, entregó un último show de lo que conocemos como La Moral y al mismo tiempo sirvió para mostrar los nuevos sonidos.
A mí en particular me tocó ir a verlos a La Bodeguita de Nicanor en Conce. Un local que es de mis favoritos a la hora de elegir espacios íntimos y poderosos, y que además para este show posee la suerte de tener además una relación de años con La Moral Distraída, por lo que no pudo haber un mejor lugar para esta despedida del público penquista.
Pero a pesar de este duro golpe para las y los fans de ‘La Moral’ hay buenas noticias porque la fiesta no se termina, solo cambia.
Abel y Camilo Zicavo se van de La Moral Distraída
Es difícil pensar en La Moral Distraída sin ellos dos al frente. Porque no hay ninguna duda de que los hermanos Zicavo le han dado una identidad fantástica a la agrupación y ahora se alejan para dedicarse a tiempo completo a su nuevo proyecto llamado Plumas, y con esta noticia la fanaticada de seguro sintió que hay algo que ya no volverá a ser lo mismo y es evidente que así será porque estamos acostumbrados a su estilo arriba del escenario.
La teatralidad que le ponen a cada show y la carga biográfica de sus canciones (como en Mermelada de hermanos, por ejemplo) son texturas que claramente no son heredables para la agrupación que continúa sin ellos. Y del mismo modo cuesta pensar en la manera en que La Moral Distraída podrá reemplazar la energía y protagonismo de dos músicos que se ganaron el corazón y las orejas de un montón de fans que los conocen íntimamente y que se preocupan de saber de sus distancias con los pistachos o de sus relaciones amorosas.
La pregunta que nos hacemos quienes escuchamos La Moral es ¿puede existir La Moral Distraída sin Abel y Camilo? Difícil tarea, sin duda. Y esa misión la asumirán principalmente dos de los miembros de la banda que se pasan al frente: Álvaro Rulo León y Guillermo Scherping (a quien conocemos por su militancia anterior en Santaferia y como productor de trabajos con Denise Rosenthal o Los Vásquez).
El hermoso final y el brillante comienzo de una agrupación luminosa
La Moral Distraída se hizo parte de nuestra banda sonora a punta de canciones hermosas, frescas que aprovecharon también para ser la crónica de una década de cambios mentales, históricos, morales y políticos.
Un ornitorrinco fantástico y luminoso que mezcla sonidos, culturas y tendencias actuales con un discurso que es síntoma y resonancia de un momento social propio de esta última década.
Y así como, por poner un ejemplo, Los Vazquez nos hicieron bailar y pelear al ritmo de la protesta en Basta en pleno movimiento social de 2011, o Villa Cariño con La fiesta es de nosotros, La Moral Distraída también nos ha entregado una playlist que habla de disidencias, de migración o de descontento, con un mensaje que no se queda en el panfleto y prefiere incorporar desde la música un sentir popular incómodo (para el poder) y profundamente bello porque habla de un nuevo Chile que despierta desde la música y el canto.
Por eso es que la salida de tres integrantes no se toma como un antecedente menor para sus fans, sino como una alerta de que de repente estos alejamientos pueden provocar que ya nunca sea lo mismo.
Sobre todo si pensamos que, solo en Chile, tenemos ejemplos de sobra de bandas que han tenido que seguir trabajando con una mochila enorme luego de que uno o varios de sus integrantes elijan el camino de apartarse de ellos, y tenemos el caso de Los Prisioneros, Gondwana, Lucybell, Chancho en piedra o La Pozze Latina, solo por nombrar algunos, que han tenido que reinventar su sonido luego de la partida integrantes fundamentales que eligieron ser solistas o iniciar nuevos proyectos.
Cada cual con resultados buenos y malos, pero eso lo dice el tiempo y no hay ni augurios ni fanatismos que puedan predecir el fracaso o el éxito de la reinvención.
Pero a pesar de las dudas queda la sensación de que lo que se viene es tan bueno como lo que se va, y de ello tuvimos un pequeño adelanto quienes disfrutamos de alguno de los shows de despedida que La moral organizó para esta nueva etapa.
El show
El grupo, tal y como lo conocemos, ya no será el mismo y para dejarlo en claro prepararon un espectáculo que, tal como una bien pensada obra teatral o como un réquiem, le pone punto final a esta primera etapa de la banda y ofrece un espectáculo potente, claro, emotivo y generoso que nos deja pensando en que la segunda parte bien puede ser una continuación virtuosa y no una secuela.
El show arranca con su canción más oreja, Hacerlo de día, y luego agrega dos canciones del repertorio básico que son Punto final y Lais. Para luego pasar a Probarlo Todo y Sencillo.
Hasta ese momento es un show que tiene todo lo esperado, pero salen de escena Abel, Camilo y Amaru para dejar sobre el escenario a los integrantes que, a partir de ahora, son Moral Distraída.
En un precioso “segundo acto” se genera de forma orgánica y con la complicidad del público el traspaso al nuevo elenco y con ello la posibilidad de que siga la Moral Distraída siendo un grupo relevante en nuestra música a pesar de la dificultad que tiene cualquier banda que inicia una segunda etapa.
Con el tema Primos Álvaro Rulo León y Guillermo Scherping toman la posta de hacerse cargo del show y, a punta de cariño y con el nerviosismo propio de echarse la mochila al hombro, se encaminan en la maravillosa misión de continuar con un proyecto musical que, con más de 12 años de trayectoria, ha demostrado que su grandeza viene precisamente de la suma de sus partes.
Luego hacen una cuidada versión del tema Nada que hacer, la canción que conocimos en la interpretación de Guille Scherping con Ceaese. Y aparecen en escena los nuevos sonidos de la Moral Distraída.
Además tuvieron la buena idea de presentar algo nuevo. Una interesante canción llamada Trinchera, que muestra un cachito de la nueva identidad de la banda y que pone de manifiesto el lado más político y reitera el rol de “cronistas” musicales que se han puesto con los años. A esta nueva canción se le suman luego las canciones Bailar conmigo, Pretexto y Recreo.
Con este segmento se puede ver claramente que la fanaticada más dura de La Moral los seguirá apoyando y escuchando, pero más allá del fanatismo lo cierto es que Rulo y Guille dejan en claro que ni por talento ni por energía se quedan atrás de la tremenda empresa de sacar adelante este proyecto y darle el espesor que se merece.
El gran final de La Moral Distraída
Cuando los hermanos Zicavo y Amaru López vuelven al escenario el público enloquece y con ello reiteran que la Moral Distraída ya no será lo mismo. Y de paso renuevan la pasión y la potencia arriba del escenario.
Arrancan el inicio de la despedida final con la enérgica versión de La funa de Joe Vasconcellos y luego rematan con Quédate acá, ese himno hermoso a la comunidad migrante en Chile.
Después amasan al público con uno de sus temazos más adorables como es Canción bonita para pasar a otra de sus propuestas más políticas al interpretar una poderosa versión de la canción Los hombres, en la que Abel Zicavo lo deja todo en el escenario y se roba los aplausos.
Para darle el golpe de emoción y de potencia con que sus fans los adoran, y haciendo un guiño argumental con el futuro de la banda, tiran la poderosa canción Qué pasará, la que termina siendo un resumen emocional que dice implícitamente que ante la incertidumbre sobre el futuro de lo que se viene con la banda hay que seguir adelante («Imagínate tú todo eso que imagino yo, qué pasará», dice la letra).
Confieso que este momento en el show es el que, literalmente, te eriza los pelos del brazo cuando el público grita y canta a capella el coro, porque no sé si alguna vez tuvo tanto sentido como en una despedida como esta el decir la frase “Ya que imaginar es solo el inicio de la aventura”.
Con la emoción hasta el techo la banda le devuelve la mano a Camilo y Abel y realizan una conmovida y conmovedora versión de Mermelada de hermanos donde, entre lágrimas y abrazos, terminan los dos actuales líderes cantando de la mano. Un momento hermoso.
Alerta de spoiler: No cantan Mango con Petazetas
Es cierto, en el show no está incluida una de sus canciones más famosas, Mango con petazetas y, a pesar de que esto pudiera parecer extraño en realidad no lo es, ya que no pudieron elegir mejor la lista de canciones porque se despiden con El menú, otra de sus letras insignes, y en ella el público termina ovacionando agradecido a los hermanos Zicavo y Amaru López por la entrega y por los años de música que han puesto sobre casi todos los escenarios de Chile (faltó Viña, diría un amigo mío).
Entre aplausos, selfies y emociones enormes el show se termina y deja tras de sí la promesa enorme de que la Moral Distraída cambió de rostro, pero sigue. Y con el placer confeso de saber que Abel y Camilo Zicavo seguirán poniendo juntos la música que, evidentemente, tanto les gusta hacer.
Un buen show, una linda despedida y un muy buen comienzo. Todo junto. Chapeau.
Crónica y fotos Arturo Ledezma / Publicada originalmente en Terra Chile