CUARTETO DE NOS VUELVE A CHILE CON NUEVO DISCO Y CUARENTA AÑOS DE HISTORIA

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En una época donde la ansiedad se disfraza de éxito y el algoritmo dicta emociones, la banda uruguaya más filosófica del rock latino viene a reventar la rutina con guitarras y preguntas. No respuestas. Nunca respuestas. Solo el eco de una canción que se queda vibrando como una herida abierta.

“En un mundo donde el cielo parece siempre fuera de alcance, un viajero sin nombre recorre un corredor infinito de puertas…” Así parte la narrativa que Roberto Musso —el capitán sin brújula de esta nave de pensamientos distorsionados— nos lanza como una granada de introspección.

Porque Cuarteto no viene solo a tocar. Viene a invitarte a mirar dentro.

Rock, funk y una galería de espejismos

La banda llega con su nuevo disco bajo el brazo: ocho canciones, ocho puertas. Algunas abiertas, otras selladas con recuerdos. De lo lisérgico a lo crudo. Del funk sucio de “Perro de Alcibíades” al minimalismo emocional de “Esplín”, tema que eligieron como focus track. En medio, se cuela el rock garage de “Cara de Nada”, la energía cruda de “Ganaron los malos”, y las piezas más oníricas como “El astrónomo que no podía ver el cielo” o “Camello patagónico”.

Cada canción es una parte del viaje. Un rincón del alma. Una trampa también.

Musso lo explica mejor que nadie: “El corredor no es amable. Hay puertas que lo llevan a arenas movedizas… donde los que gritan más alto imponen su verdad”.

Y mientras él lo dice, ya lo estamos viviendo.

Cuarteto de Nos 1

Cuarteto de Nos: cuarenta años de música incómoda

Con discos de Oro, Platino y Triple Platino colgando como trofeos en la historia del rock latino, Cuarteto de Nos no necesita presentación. Pero sí necesita ser escuchado. No como se oye la radio. Sino como se escucha una confesión.

Sus letras combinan ironía con crudeza, amor con melancolía, filosofía con humor negro. Son canciones que muerden. Que raspan. Que hacen sangrar justo donde uno pensaba que estaba curado.

Y por eso los siguen miles. Porque no buscan agradar. Buscan decir. Y eso, hoy, es más raro que nunca.

Sus giras por América Latina son rituales. Sus shows, catarsis colectivas. Chile no es la excepción. Cada visita de la banda es una cita con el espejo.

No te olvides

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