Hablar de Eugenia Brito es casi una obligación a la hora de hacer un paneo de la literatura chilena. Es una mujer brillante y una de las pioneras en la poesía feminista del país. En su obra, Brito está desafiando de forma constante la manera tradicional en la que se «asignó» la poesía al género femenino.
En plena dictadura militar, cuando las voces disidentes eran acalladas y los cuerpos mutilados por la represión, la poeta Eugenia Brito alzó su voz a través de «Vía Pública», un poemario que se convirtió en un canto desgarrador contra la opresión y la violencia. Cuatro décadas después, su obra sigue resonando con una fuerza inquebrantable, recordándonos la importancia de la resistencia poética en tiempos de oscuridad.
Nacida en 1950, Eugenia Brito es Profesora de Castellano, Licenciada en Literatura y Master of Arts de la Universidad de Pittsburgh. «Vía Pública», su primer poemario publicado en 1984, reunió su producción poética entre 1975 y 1983, un período marcado por la censura y la autocensura impuestas por el régimen militar. Sin embargo, lejos de sucumbir al silencio, Brito encontró en la palabra poética un vehículo para desafiar los códigos opresivos y liberar el cuerpo ocupado. Brito configura en «Vía Pública» una ciudad testigo, abierta a sus heridas y permisiva a las violaciones, convirtiéndose en un símbolo urbano y una mujer pública.
Brito explora a través de sus páginas el tema del poder a través de imágenes y símbolos públicos, permitiéndole enfrentar el lenguaje con la coyuntura política de los años 70 y 80.
En este libro, Eugenia Brito trabaja con motivos como la urbe, el dolor, la virgen rota, la mujer penetrada y la resignificación del cuerpo femenino, recuperando la palabra que describe la fragmentación del contexto y del discurso poético.
Los poemas de «Vía Pública» abordan el cuerpo como un punto de referencia básico con sentidos múltiples: espacio del eros y la sexualidad femeninos; enclave y correlato simbólico del contexto social-cultural del país; y como el lugar de la incomplitud y la mutilación. A través de estos motivos, Brito logra resignificar el cuerpo femenino como territorio de resistencia, desafiando las estructuras que intentaron silenciarla. Brito se apropia de su propio cuerpo para construír un espacio escritural que le estaba vedado doblemente: por la dictadura y por el orden patriarcal.
En las páginas de este poemario, la poeta se apropia de los espacios públicos, convirtiendo las calles, los bares y las plazas en escenarios de denuncia y liberación. La ciudad se transforma en una mujer pública, testigo de las heridas y violaciones perpetradas por el régimen, pero también en un símbolo de resiliencia y esperanza.
Desde su publicación, «Vía Pública» ha sido aclamada como una obra fundamental en la literatura chilena, una pieza clave en la reconstrucción de la memoria histórica a través de una estética anclada en los símbolos públicos. Brito, junto con otras escritoras como Elvira Hernández, Carmen Berenguer y Soledad Fariña, configuró un lenguaje poético innovador que permitió desentrañar las múltiples capas de opresión y dar voz a los silenciados.
Hoy, 40 años después de su publicación, la relevancia de «Vía Pública» sigue siendo innegable. En un mundo donde los conflictos y las injusticias continúan azotando a las sociedades, la obra de Brito nos recuerda la importancia de la poesía como herramienta de denuncia y resistencia. Sus versos han trascendido las fronteras de Chile, convirtiéndose en un eco universal que resuena en aquellos que todavía luchan.
A través de «Vía Pública», Eugenia Brito no solo recuperó la memoria de los ausentes, sino que también reivindicó el poder transformador de la palabra poética. Su legado perdura como un testimonio incandescente de la capacidad humana para sanar y renacer, aun en los momentos más oscuros de la historia.

5 poemas del libro Vía Pública de Eugenia Brito
EXILIO
I
Ayer te llamé
y mi propia sombra
respondió en el teléfono.
II
Adiós te dije dulcemente
y la calle creció creció
como la noche.
III
Tu cuerpo lucha en la pared.
Mi cuarto
no puede dejarte ir
sin herirme
IV
Fantasma trasnochado del amanecer
Cantando tu propio tango
De pie llorando
Ante el balcón de una mujer
También fantasma.
BARES
I
Busqué un poco de luz en las ranuras
en los blancos almibarados ojos de los muertos.
Me encontré con los labios devorados por el alcohol.
II
Tú eres mi luz, mi sueño, mi esperanza.
Me respondo a mí misma
Sorprendida ded tanto hablarle al vino.
III
Cantemos aleluya, vivamos el milagro.
La noche era mi cuerpo rodando por los vasos.
PROPOSICIONES
Huir del útero y sus multiplicaciones
El espíritu sopla sobre las aguas.
A mí me dejaron una gran piedra redonda en el estómago.
(el espíritu sopla sobre las aguas)
Esta gran piedra redonda solidaria de la tierra
tiembla como ella y se estremece
También sabe alzarse y reclamarme
la vida.
ANDENES
Siempre las sonrisas osn desesperadas
como el jardín en la foto
vislumbrado siempre a la distancia
como el recuerdo:
una aparición
que el movimiento huyendo de si mismo
alcanzó en el punto extremo de su congelación
exactamente en el momento en que los dos labios
comienzan a cerrarse sin decir adiós.
GUIÓN PARA UN DESTINO Y SU ESPERANZA
De esa historia yo fui el último fragmento
Por eso permanezco recostada en los sueños
entretejida con las amapolas -medio animita- medio antorcha
me oscurezco -polvorienta- en los cerros
Así yo bajo con los enamorados
para besar las aguas y las piedras del río
para llenar con mis hojas las esquinas
y dorar con mi sol la verdadera estatua
la inocente
que se escurre macilenta y limpia todas las aguas
iluminando entera la ciudad.
Crecen entonces las invisibles las verdaderas calles
que un día soñaron ser
los luminosos guiones de Santiago.