El guion no es una hoja. Es una casa. Una estación de paso. A veces, un encierro. Pero también puede ser una feria, un carnaval o una mesa de trabajo forrada en emojis, márgenes anchos y colores flúor. En Crímenes. El musical, los libretos no son solo la base del relato: son un manifiesto estético, un espacio para habitar mientras la historia sucede.
Una feria donde habitar el relato
Hay quien cree que un guion debe ser sobrio, limpio, casi monacal. Pero para quienes trabajan en Crímenes. El musical, ese orden severo, es un infierno. Porque aquí los documentos se convierten en parques temáticos donde cada caja de diálogo, cada acotación, está diseñada para seducir al ojo y amplificar la voz. ¿Color de fondo? Depende del crimen. ¿Emojis? Por supuesto. ¿Visualidad? Toda.
Este no es un espacio para puristas. Marcus H., por ejemplo, se marea entre tanto dibujo y tanto palitroque fluorescente. Pero ese caos es el terreno fértil donde florecen estas ficciones criminales que mezclan historia, musical y pódcast en una sola obra.
Karaoke criminal y placer lector
Leer un guion no es ver una obra. Es otra forma de experimentar la historia: íntima, sin filtros, sin decorado. Solo el lector, el texto y la imaginación. Los guiones de Crímenes. El musical no solo permiten seguir los episodios al pie de la letra. También sirven para una noche de karaoke criminal. Literalmente.
Los suscriptores del Club de El Extraordinario acceden a estos libretos. Pueden leerlos, coleccionarlos, interpretarlos. Porque cuando el texto es bueno, no necesita artificios. Y si quieres escucharlo antes que nadie, ese mismo club te abre la puerta al anticipo de los capítulos y algunas “galguerías” más —palabra fea y deliciosa que significa: «Alimento gustoso fuera de las comidas principales»—.
Pascasio Ruiz Carrasco: organista, sacristán y asesino
La historia que arrasa en el episodio 4 está basada en hechos reales. El protagonista: Pascasio Ruiz Carrasco. Un nombre que ya de por sí suena sospechoso. Pero cuando se revela que además de organista y sacristán era asesino, la cosa toma otro tono. Este caso, ocurrido en España en 1917, desató un debate nacional sobre la pena de muerte y puso en pie a grandes figuras como Benito Pérez Galdós, Carmen de Burgos, Ramón Gómez de la Serna, Valle-Inclán, y muchos otros.
Todo eso se revive en formato musical, con actuaciones memorables y una narración que combina rigor histórico con humor negro. Disponible en Spotify, Apple Podcasts, iVoox, Amazon Music, Podimo y YouTube.
Los rostros y voces tras el crimen

Raúl Escudero da vida a Pascasio. Actor y músico con más de veinte años de carrera, en esta serie ya ha sido empresario, testigo, y pronto lo veremos como un villano de antología. En Premonición, otra ficción sonora, interpretó a Iker. Ensayar con él —dicen— es como improvisar con un rayo.

Amparo de Gata es Pascuala, la hermana del asesino, en una escena que hiela la sangre. Pero su gran momento fue como Conchita Robles, en el episodio 1, donde brilla con la fuerza de una actriz que escribe cartas desde el más allá. Matemática, actriz y profesora de la técnica de Mijaíl Chéjov, Amparo le pone cuerpo y alma al teatro.

Tino Fernández, por su parte, es el párroco que habla del “sinvergonzón” de Pascasio. Actor con formación clásica, ha trabajado con directores como Pilar Miró y Miguel Narros, y su voz tiene esa textura de teatro británico, de palabra que corta como bisturí. También es juez, forense, funcionario. Y padre de Luz en Premonición.
No te olvides
- Crímenes. El musical es una serie de ficción sonora basada en crímenes reales, disponible en múltiples plataformas.
- Los guiones se pueden leer y descargar siendo parte del Club de El Extraordinario.
- El episodio 4 revive el caso de Pascasio Ruiz Carrasco, con un elenco encabezado por Raúl Escudero, Amparo de Gata y Tino Fernández.
- Ideal para amantes del true crime, el teatro, la historia y el karaoke más oscuro que hayas probado.